viernes, 2 de octubre de 2009

Una visita al Louvre, sin salir de Montevideo

Podemos afirmar que son pocas las personas que no se hayan enterado, ya fuera por los medios de  prensa televisivos, radiales, por el simple comentario de un conocido o porque en algún momento les tocó pasar frente a la rambla de Pocitos, de la exposición de obras denominada “Imágenes del Louvre”.

Esta exposición contaba con las más reconocidas obras de grandes artistas de diversas nacionalidades y que actualmente se encuentran en el conocido museo del Louvre, en la cuidad de París, capital de Francia.

Sin embargo, existe una segunda exposición de arte con reproducciones de estas increíbles obras que reposan en el famoso Museo del Louvre, aquí en Montevideo. La misma se encuentra en el Museo de Historia del Arte, conocido también como el MuHar.

Al visitar esta exposición podremos apreciar una extensa colección de magnificas reproducciones de diferentes esculturas, como por ejemplo el conocido David de Donatello, y contar además con obras de relieve en mármol, madera, y objetos decorativos que nos hacen transportarnos hacia aquellas esplendorosas épocas de la historia.

 

Las piezas de arte que componen esta exposición, la mayor parte de ellas realizadas en yeso, provienen de dos importantes colecciones de antiguas reproducciones: una de ellas proviene del ex Museo Nacional de Bellas Artes, y la segunda de la Facultad de Arquitectura.

Una parte de las reproducciones que componen la colección final, llegan al país ya por fines del siglo XIX, siendo muchas de ellas las primeras copias realizadas directamente sobre las obras originales. Algo que es casi imposible de realizar en la actualidad por diferentes motivos.

 

Al momento de entrar en la sala de dicha exposición, nos encontramos frente a frente con la escultura de San Jorge, de Donatello, el mismo artista que esculpió David, que se remonta a la Florencia del siglo XV, en Italia. El mismo se encuentra cuidando la entrada a la exposición, y basta su sola presencia para hacer que la bienvenida a ella de inmediato capte nuestra total atención.

 

Allí, nos introducimos a un espacio con un aire muy peculiar, tranquilo, que, acompañado por la ambientación musical con la que cuenta la sala, permite a uno dejarse llevar por las obras y experimentar un salto en el tiempo con cada reproducción que visite.

Es también que, gracias a estas reproducciones, uno no solo puede apreciar la hermosura que poseen las obras originales, haciéndole posible a muchos de nosotros que aún no han tenido la oportunidad de visitar el Museo del Louvre para contemplarlas frente a frente, darnos una clara idea de cómo luce la obra original. Sino que además nos hace notar el trabajo que se encuentra detrás de cada obra reproducida, desde la elección del material, hasta el cuidado en los más mínimos detalles que la componen.

Claro está que el artista creador merece el reconocimiento de su magnifica obra, sobre eso no hay dudas, pero también hay que tener en cuenta el arduo trabajo de las personas detrás de cada obra presente: los dibujantes que realizan los bocetos, los escultores que utilizan sus manos para lograr que la reproducción sea lo más cuidadosa posible, los equipos restauradores que se encargan del cuidado de las obras y los equipos de conservación que las vigila de cerca, procurando que el lugar de almacenamiento sea el más adecuado para su correcta conservación… En fin, todos ellos también merecen el reconocimiento por su trabajo y nuestro agradecimiento por hacernos posible contemplar esta exposición.

Finalmente, lo único que resta decir de esta exposición, es que debe ser tomada en cuenta por aquellos que deseen disfrutar del día en un paseo que no solo nos motiva a ampliar nuestro conocimiento, sino que nos permite apreciar tan espléndidas obras e intentar imaginar unos instantes el proceso de creación y la ideología de quienes se encuentran detrás de cada obra.

Para quienes eligen los museos como sus lugares predilectos a la hora de pasar un buen momento, es una exposición que vale la pena visitar. Y para aquellos que no son sus visitantes habituales, más que un simple paseo por un museo, la exposición de las reproducciones del Louvre que exhibe el MuHar hace un llamado que nuestra curiosidad y nuestro deseo de ser impresionados, seguramente no podrán rechazar.

 

 

 

 

 

 

Camila Huelmo

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